Hace más de dos años, motivada por el interés que en mí despertaban algunos de mis blogs de cabecera, decidí que quería escribir mi propio blog. Me costó no mucho crearlo y darle mi toque personal pero cuando llegó la hora de la verdad, el bloqueo mental se apoderó de mi.
Guardo en borradores no menos de diez posts empezados y nunca enviados. Unos por ser demasiado largos, otros por ser demasiado cortos, otros porque no terminaban de motivarme. A veces empezaba a escribir sobre un tema de actualidad y a lo que terminaba el post ya no tenía ningún sentido su publicación, así que se iban acumulando unos tras otros.
De repente un día me lancé, escribí algo rápido pero bien redactado, bastante ilustrativo y muy en línea con la idea del blog y zas! publiqué.
Entonces sentí una liberación total, había perdido el miedo escénico, ese miedo que a casi todos nos entra al enfrentamos a lo desconocido. Utilizando un concepto muy actual podría decirse que salí de mi círculo de confort, abandoné por un momento la comodidad de hacer algo que dominaba para realizar una tarea nueva.
Lo que más valoro de esa publicación no es el número de comentarios o veces que fue compartida sino una lección que aprendí y me sigue sirviendo en cada publicación: el post perfecto no existe. Esto no quiere decir que tengamos que publicar cualquier cosa y de cualquier manera. Pero la búsqueda de la perfección tampoco puede bloquearnos e impedirnos avanzar. Así que piensa, planifica y lánzate a por ello!
Porque si el movimiento se demuestra andando…en un blog se hace posteando!
el blog de alexandra gonzalo 
Enhorabuena por este artículo. Muy interesante y útil 🙂